Neumonía
¿Qué es la neumonía?
La neumonía es una infección en uno o ambos pulmones. Causa que los alvéolos pulmonares se llenen de líquido o pus. Puede variar de leve a grave, según el tipo de germen que causa la infección, su edad y su estado general de salud.
¿Qué causa la neumonía?
Las infecciones bacterianas, virales y fúngicas pueden causar neumonía.
Las bacterias son la causa más común. La neumonía bacteriana puede ocurrir por sí sola. También puede desarrollarse después de haber tenido ciertas infecciones virales, como resfríos o gripe. Varios tipos diferentes de bacterias pueden causar neumonía, incluyendo:
- Streotococcus pneumoniae
- Legionella pneumophila: Esta neumonía a menudo se llama enfermedad del legionario
- Mycoplasma pneumoniae
- Chlamydia pneumoniae
- Haemophilus influenzae
Los virus que infectan las vías respiratorias pueden causar neumonía. A menudo, la neumonía viral es leve y desaparece por sí sola en pocas semanas. Pero en ocasiones es lo suficientemente grave como para necesitar tratamiento en un hospital. Si tiene neumonía viral, corre el riesgo de contraer también neumonía bacteriana. Los diferentes virus que pueden causar neumonía incluyen:
- Virus respiratorio sincitial
- Algunos virus del resfrío común y la gripe
- SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19
La neumonía fúngica es más común en personas con problemas de salud crónicos o sistemas inmunitarios debilitados. Algunos de los tipos incluyen:
- Neumonía por Pneumocystis
- Coccidioidomicosis (causa fiebre del valle)
- Histoplasmosis
- Cryptococcus
¿Quién está en riesgo de tener neumonía?
Cualquier persona puede tener neumonía, pero ciertos factores pueden aumentar su riesgo:
- Su edad: El riesgo es mayor para los niños menores de 2 años y los adultos mayores de 65 años
- Exposición a ciertos químicos, contaminantes o humos tóxicos
- Estilo de vida: Como fumar, consumo excesivo de alcohol y desnutrición
- Estar en un hospital, especialmente si está en la UCI. Estar sedado y / o conectado a un ventilador aumenta aún más el riesgo
- Tener una enfermedad pulmonar
- Tener un sistema inmunitario debilitado
- Tener problemas para toser o tragar, por un derrame cerebral u otra afección
- Haberse enfermado recientemente con un resfriado o gripe
¿Cuáles son los síntomas de la neumonía?
Los síntomas de la neumonía pueden variar de leves a graves e incluyen:
- Fiebre
- Escalofríos
- Tos, generalmente con flema (sustancia viscosa que proviene del fondo de los pulmones)
- Dificultad para respirar
- Dolor en el pecho cuando respira o tose
- Náuseas y / o vómitos
- Diarrea
Los síntomas pueden variar para diferentes grupos. Los recién nacidos y los bebés pueden no mostrar ningún signo de infección. Otros pueden vomitar y tener fiebre y tos. Pueden parecer enfermos, sin energía o estar inquietos.
Los adultos mayores y las personas con enfermedades graves o sistemas inmunitarios débiles pueden tener síntomas menores y más leves. Incluso pueden tener una temperatura inferior a la normal. En ocasiones, los adultos mayores que tienen neumonía tienen cambios repentinos de su estado mental (conciencia).
¿Qué otros problemas puede causar la neumonía?
A veces, la neumonía puede causar complicaciones graves, como:
- Bacteriemia: Ocurre cuando las bacterias entran al torrente sanguíneo. Es grave y puede provocar un shock séptico
- Abscesos pulmonares: Acumulaciones de pus en las cavidades de los pulmones
- Trastornos pleurales: Afecciones que afectan la pleura, el tejido que cubre el exterior de los pulmones y recubre el interior de la cavidad torácica
- Insuficiencia renal
- Insuficiencia respiratoria
¿Cómo se diagnostica la neumonía?
En ocasiones, la neumonía puede ser difícil de diagnosticar porque puede causar algunos de los mismos síntomas que un resfriado o gripe. Puede llevarle tiempo darse cuenta de que tiene una afección más grave.
Para hacer un diagnóstico, su profesional de la salud:
- Preguntará sobre su historia clínica y sus síntomas
- Hará un examen físico, que incluye escuchar sus pulmones con un estetoscopio
- Puede solicitar pruebas, incluyendo:
- Radiografía de tórax
- Exámenes de sangre como un conteo sanguíneo completo para ver si su sistema inmunitario está combatiendo activamente una infección
- Hemocultivo para determinar si tiene una infección bacteriana que se ha diseminado al torrente sanguíneo
Si está en el hospital, tiene síntomas graves, es adulto mayor o tiene otros problemas de salud, también es posible que le hagan más pruebas, como:
- Prueba de esputo: Busca bacterias en una muestra de su esputo (saliva) o flema (sustancia viscosa del fondo de sus pulmones)
- Tomografía computarizada del tórax para ver la cantidad de pulmones afectados. También puede mostrar si tiene complicaciones como abscesos pulmonares o derrames pleurales
- Cultivo de líquido pleural: Busca bacterias en una muestra de líquido que se tomó del espacio pleural
- Oximetría de pulso o prueba de nivel de oxígeno en la sangre: Busca verificar cuánto oxígeno hay en su sangre
- Broncoscopia: Procedimiento que se utiliza para observar el interior de las vías respiratorias de los pulmones
¿Cuáles son los tratamientos para la neumonía?
El tratamiento para la neumonía depende del tipo de neumonía, qué germen la causa y qué tan grave es:
- Los antibióticos tratan la neumonía bacteriana y algunos tipos de neumonía fúngica. No funcionan para la neumonía viral
- En algunos casos, su profesional de la salud puede recetarle medicamentos antivirales para la neumonía viral
- Los medicamentos antimicóticos tratan otros tipos de neumonía fúngica
Es posible que deba ser tratado en un hospital si sus síntomas son graves o si está en riesgo de complicaciones. Mientras esté allí, puede recibir tratamientos adicionales. Por ejemplo, puede recibir oxigenoterapia si su nivel de oxígeno en la sangre es bajo.
Puede tomar tiempo recuperarse de la neumonía. Algunas personas se sienten mejor en una semana. Para otras puede tomar un mes o más.
¿Se puede prevenir la neumonía?
Las vacunas pueden ayudar a prevenir la neumonía causada por la bacteria neumocócica o el virus de la gripe. Tener una buena higiene, no fumar y tener un estilo de vida saludable también puede ayudar a prevenirla.
NIH: Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre
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