Isabel II del Reino Unido
Sucesión y coronación
Efigie de Isabel II del Reino Unido
En diciembre de 1936 el rey Eduardo VIII del Reino Unido abdicó para poder contraer matrimonio con la divorciada plebeya Wallis Simpson de Estados Unidos, convirtiendo a su hermano menor Alberto en el nuevo monarca con el nombre de Jorge VI del Reino Unido y a su sobrina Isabel en princesa heredera. Desde entonces, joven pero decidida, comenzó a configurar su imagen como futura reina. La salud de Jorge VI empeoró considerablemente durante 1951 (se le diagnosticó cáncer de pulmón en septiembre, padeció una obstrucción arterial y se le practicó una resección pulmonar) e Isabel pronto lo reemplazó en prácticamente todos los actos públicos. En octubre de ese año, realizó una gira por Canadá y visitó al presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman en Washington; en el viaje, su secretario privado, Martin Charteris, llevaba consigo la declaración de adhesión, en caso de que el rey muriera durante la gira. A principios de 1952, Isabel y Felipe partieron para una gira por Australia, Nueva Zelanda y Kenia. El 6 de febrero de 1952, cuando apenas habían llegado a Sagana Lodge —su residencia en este último país— y tras pasar una noche en el Hotel Treetops, recibieron la noticia de la muerte del padre de Isabel. Felipe fue el encargado de transmitirle el hecho a la nueva reina. Charteris le pidió que escogiera un nombre para desempeñar el cargo; optó por Isabel, «por supuesto», según declaró. Fue proclamada reina y la comitiva real se apresuró para regresar al Reino Unido, donde el matrimonio fue trasladado al palacio de Buckingham.
Con la adhesión de Isabel, parecía probable que la casa real llevase el nombre de su marido. Lord Mountbatten pensó que se convertiría, a partir de entonces, en la Casa Mountbatten, ya que Isabel habría tomado el apellido de Felipe tras el matrimonio. Sin embargo, la reina María y el primer ministro británico Winston Churchill se manifestaron a favor de mantener el nombre de la Casa de Windsor. El duque, por su parte, se quejó: «soy el único hombre en el país al cual no se le permite dar su apellido a sus propios hijos». En 1960, después de la muerte de la reina María el 24 de marzo de 1953 y la renuncia de Churchill en 1955, se adoptó el apellido Mountbatten-Windsor para Felipe y los descendientes masculinos de Isabel que no posean títulos reales.
En medio de los preparativos para la coronación, la princesa Margarita le informó a su hermana que quería casarse con Peter Townsend, un plebeyo divorciado 16 años mayor que ella y con dos hijos de su anterior matrimonio. La reina les pidió que esperaran un año; en palabras de Martin Charteris, «la reina fue naturalmente simpática con la princesa, pero creo que ella pensó —más bien, esperó— que en un momento dado, el noviazgo terminara». Los políticos de alto rango estaban en contra de la unión y la Iglesia de Inglaterra no permitía el matrimonio después del divorcio. Si Margarita contraía matrimonio civil, tenía que renunciar a su derecho de sucesión. Finalmente, decidió abandonar sus planes con Townsend. En 1960, se casó con Antony Armstrong-Jones, I conde de Snowdon. La pareja se divorció en 1978 y Margarita no volvió a casarse.
Isabel II al inicio de su reinado.
A pesar del deceso de la reina María, diez semanas antes de la coronación, esta se celebró en la Abadía de Westminster el 2 de junio de 1953. Antes de morir, la reina María había aclarado que en caso de su fallecimiento la coronación no debía posponerse. Toda la ceremonia, con excepción de la unción y la comunión, fue televisada por primera vez en la historia británica y la cobertura fue fundamental para impulsarle popularidad al medio; el número de licencias de televisión en el Reino Unido se duplicó a 3 millones, y más de 20 millones de espectadores vieron el evento en las casas de sus amigos o vecinos. En América del Norte, poco menos de 100 millones de espectadores vieron las transmisiones. Isabel lució un vestido encargado a Norman Hartnell bordado, según sus instrucciones, con los emblemas florales de los países de la Mancomunidad de Naciones: Rosa Tudor inglesa, cardo escocés, puerro galés, shamrock irlandés, zarzo dorado australiano, hoja de arce canadiense, helecho plateado neozelandés, protea sudafricana, loto sagrado para India y Ceilán, y trigo, algodón y yute para Pakistán. Isabel II es la monarca que más tiempo ha reinado en la historia británica. Solo otros cinco reyes y reinas han reinado al Reino Unido durante más de 50 años: Victoria (63 años), Jorge III (59 años), Enrique III (56 años), Eduardo III (50 años) y Jacobo VI de Escocia (Jacobo I de Inglaterra) (58 años).
Continuando con la evolución de la Mancomunidad de Naciones
La reina Isabel con el primer ministro australiano Robert Menzies durante su primera visita a Australia en 1954
A lo largo de su vida, Isabel fue testigo de la transformación progresiva del Imperio británico a la Mancomunidad de Naciones. En el momento de su ascensión al trono en 1952, su papel como jefe nominal de varios Estados independientes ya se encontraba establecido. Entre 1953 y 1954, la reina y su marido se embarcaron en una gira de seis meses alrededor del mundo, convirtiéndose en la primera reina de Australia y Nueva Zelanda en visitar estos países. Durante el recorrido, las multitudes que se acercaban eran inmensas; se calculó que tres cuartas partes de la población australiana observaron pasar a Isabel. A lo largo de su reinado, ha realizado numerosas visitas de Estado a otros países, en especial a aquellos pertenecientes a la Mancomunidad de Naciones, lo que la llevó a ser la monarca que más ha viajado en la historia de Reino Unido.
En 1956, el primer ministro francés Guy Mollet y el primer ministro británico sir Anthony Eden, debatieron sobre la posibilidad de incluir a Francia en la Mancomunidad de Naciones. La propuesta nunca fue aceptada, y al año siguiente Francia firmó los Tratados de Roma, que establecían la creación de la Comunidad Económica Europea, precursora de la Unión Europea. En noviembre de 1956, Reino Unido y Francia invadieron Egipto en un intento fallido por recuperar el canal de Suez. La polémica se desató cuando lord Mountbatten declaró que la reina se opuso a la invasión, al tiempo que Eden negó tal afirmación y finalmente dimitió dos meses después.
Isabel (izquierda) con la primera dama estadounidense Pat Nixon, 1970; el presidente Richard Nixon queda tapado tras Isabel; les acompaña el primer ministro británico Edward Heath.
La ausencia de un mecanismo formal en el Partido Conservador para la elección de un líder significaba que, tras la dimisión de Eden, le correspondía a la reina decidir quiénes integrarían la comisión para formar el nuevo gobierno. Eden recomendó a Isabel que lo consultase con lord Salisbury (el lord presidente del Consejo). Lord Salisbury y lord Kilmuir (el lord canciller) consultaron al Gabinete, a Winston Churchill y a los legisladores del Consejo de Administración del Comité 1922; como resultado, Isabel nombró a su candidato recomendado: Harold Macmillan.
En 1957, la crisis de Suez y la elección del sucesor de Eden llevaron a la primera gran crítica contra la reina. En una publicación editada y producida por lord Altrincham, él la acusó de «haber perdido el contacto». Altrincham fue denunciado por varias figuras públicas y agredido físicamente por un miembro del público enfadado por sus comentarios. Seis años después en 1963, Macmillan dimitió y recomendó a la reina de designar como primer ministro al conde Home, consejo que siguió. También sería otra vez el blanco de las críticas por el nombramiento del primer ministro con el asesoramiento de un pequeño grupo de ministros, o solo uno de ellos. En 1965, los conservadores optaron por un mecanismo formal para la elección de un líder, lo que la eximió de participar.
En 1957, Isabel realizó una visita de Estado en representación de la Mancomunidad de Naciones a los Estados Unidos, donde se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas. En la misma gira, inauguró la vigésimo tercera sesión parlamentaria de Canadá, convirtiéndose en el primer monarca de ese país en realizarlo. Dos años más tarde, volvió a visitar Estados Unidos como representante de Canadá. En 1961, realizó una gira por Chipre, India, Pakistán, Nepal e Irán. Durante una visita a Ghana el mismo año, desestimó los temores acerca de su seguridad, a pesar de que el presidente Kwame Nkrumah, quien la había reemplazado como jefe de Estado, era un blanco para los asesinos. Harold Macmillan escribió: «La reina siempre ha sido absolutamente decidida… Es impaciente con la actitud que toman hacia ella como si fuera… una estrella de cine… de verdad tiene «el corazón y el estómago de un hombre»… ama el deber y lo que significa el ser una reina». En 1959, junto al presidente Dwight D. Eisenhower, inauguró oficialmente la vía marítima del San Lorenzo, sistema de esclusas, conductos y canales que permite a los buques oceánicos viajar desde el océano Atlántico hasta el lago Superior.
Sus embarazos de los príncipes Andrés y Eduardo en 1959 y 1963 respectivamente, fueron las dos únicas ocasiones en las que la reina se ausentó en las ceremonias de apertura de las sesiones parlamentarias del Reino Unido. Además de cumplir con sus actos tradicionales, también instituyó nuevos hábitos. Su primer paseo real, rodeada por miembros del público en general, tuvo lugar durante una gira por Australia y Nueva Zelanda en 1970.
Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas por una aceleración de la descolonización de África y el Caribe. Más de 20 países se independizaron del Reino Unido como parte de una transición planificada hacia un gobierno autónomo. En 1965, sin embargo, el primer ministro de Rodesia, Ian Smith, autoproclamó la independencia pese a la oposición de los movimientos de los negros, retirándola de la Mancomunidad de Naciones. Aunque la reina despidió a Smith en una declaración formal y la comunidad internacional aplicó sanciones contra Rodesia, el régimen de Smith perduró por más de una década.
En febrero de 1974, el primer ministro británico Edward Heath llamó a elecciones generales en medio de la gira de la reina por la Cuenca del Pacífico, por lo que debió interrumpir su visita para volar de regreso a Gran Bretaña. El resultado inconcluso de la elección significó que Heath, cuyo Partido Conservador tenía la mayor cantidad de votos pero no la mayoría absoluta, podría permanecer en el cargo si se formaba una coalición con los liberales. Heath renunció cuando las discusiones sobre la formación de un gobierno cooperativo fracasaron, después de que la reina hablara con el líder de la oposición, el laborista Harold Wilson, para formar un gobierno.
Un año más tarde, con la crisis constitucional australiana de 1975, el primer ministro australiano Gough Whitlam fue destituido de su cargo por el gobernador general sir John Kerr, después de que el Senado rechazara las propuestas de presupuesto de Whitlam. Como Whitlam tenía la mayoría de votos en la Cámara de Representantes, el presidente Gordon Scholes se comunicó con Isabel para revertir la decisión de Kerr. La reina se negó, afirmando que no intervendría en las decisiones reservadas para el gobernador general según lo establecido en la Constitución de Australia. Esta crisis alimentó al republicanismo australiano.
Jubileo de plata
Isabel II bailando con el presidente estadounidense Gerald Ford durante una cena de Estado en julio de 1976.
En 1977, Isabel celebró su jubileo de plata como reina, para el cual se llevaron a cabo fiestas y eventos a lo largo de todo Reino Unido, muchos de los cuales coincidieron con giras nacionales y viajes por países miembros de la Mancomunidad. Las celebraciones reafirmaron la popularidad de la reina, pese a las notas negativas de la prensa que se encontraba más enfocada en la separación de la princesa Margarita de su marido. En febrero de 1977, se realizaron algunas ceremonias religiosas a lo largo de todo el mes. El 17 de mayo realizó una gira a través de Glasgow y a su vez, concretó otros viajes de Estado a Samoa Occidental, Australia, Nueva Zelanda, Tonga, Fiyi, Tasmania, Papúa Nueva Guinea, Canadá y la India. Al final, se calculó que la reina junto a su marido habían recorrido más de 56 mil millas. El 6 de junio de 1977, comenzaron las celebraciones correspondientes a su jubileo de plata como reina y un día después, se dirigió en el carruaje Gold State Coach a la catedral de San Pablo de Londres para un servicio de acción de gracias al cual asistieron jefes de Estado de todo el mundo y primeros ministros británicos retirados. Después, asistió con su familia a un almuerzo en Guildhall, donde pronunció un discurso y de regreso al Palacio de Buckingham saludó desde el balcón a la multitud presente. Se estimó que 500 millones de personas observaron la procesión por televisión.
En 1978, Isabel recibió al dictador comunista de Rumania, Nicolae Ceaușescu, en una visita de Estado. Para el año siguiente, la vida de Isabel estuvo marcada por dos hechos: el desenmascaramiento de Anthony Blunt —el conservador de las obras pictóricas de la reina— como un espía comunista, y el asesinato de su tío político lord Mountbatten por parte del Ejército Republicano Irlandés Provisional.
De acuerdo con Paul Martin, a finales de la década de 1970 Isabel estaba preocupada porque «la Corona tenía poco sentido» para el primer ministro canadiense Pierre Trudeau. Tony Benn dijo que la reina se encontraba «decepcionada» con Trudeau; por otra parte, estas declaraciones parecieron confirmarse por su actitud para con la reina, por ejemplo, cuando se deslizó por las barandillas del palacio de Buckingham y efectuó algunas piruetas detrás de Isabel en 1977, o cuando eliminó algunos símbolos reales de Canadá durante su mandato. En 1980, algunos políticos canadienses arribaron a Londres para discutir la repatriación de la constitución canadiense y encontraron a Isabel «mejor informada acerca del caso constitucional de Canadá, más que cualquiera de los políticos o burócratas británicos». Estaba interesada en el debate constitucional tras el fracaso del proyecto de la ley C-60, que había afectado su papel como jefe de Estado. La repatriación había sofocado el papel del Parlamento británico en la constitución canadiense, pero se mantuvo la monarquía. Trudeau dijo en sus memorias: «La reina favoreció mi intento por reformar la Constitución. Siempre me impresionó no solo por la gracia que emitía en público en todo momento, sino también por la sabiduría que mostró durante una conversación privada».
Años 1980
Isabel montando a «Burmese» en la ceremonia de Trooping the colour
Durante la ceremonia Trooping the Colour de 1981 y a sólo seis semanas de la boda del príncipe Carlos y Diana Spencer, se efectuaron seis disparos contra la reina desde una distancia corta mientras cabalgaba camino a The Mall en su caballo «Burmese». Posteriormente, la policía descubrió que las balas disparadas eran de goma. El agresor de 17 años de edad, Marcus Sargeant, fue condenado a cinco años de prisión y liberado luego de tres. Se elogió ampliamente la calma que mantuvo la reina y su habilidad para cabalgar. Desde abril a septiembre de ese año, la reina estuvo especialmente orgullosa y un tanto ansiosa de su hijo Andrés, mientras este servía en las Fuerzas Armadas británicas durante la guerra de las Malvinas. El 9 de julio del año siguiente, cuando Isabel despertó en su habitación del palacio de Buckingham, halló a un intruso, Michael Fagan, parado al pie de la cama. Mantuvo la calma mientras se comunicó con el departamento central de policía, y conversó con Fagan hasta que las autoridades llegaron siete minutos después. A pesar de que recibió al presidente Ronald Reagan en el castillo de Windsor en 1982 y visitó su rancho de California en 1983, se molestó cuando el gobierno estadounidense ordenó la invasión de Granada, uno de sus reinos del Caribe, sin su consentimiento previo. La visita del papa Juan Pablo II en 1982 fue la primera visita de un papa católico al Reino Unido en 450 años.
Durante la década de 1980, el gran interés mediático en las opiniones y la vida privada de la familia real británica llevó a una serie de historias sensacionalistas dentro de la prensa, aunque no todas fueron ciertas. El editor de periódico Donald Trelford escribió en The Observer el 21 de septiembre de 1986: «El serial televisivo real ha llegado a tal grado de interés público que el límite entre la realidad y la ficción se ha perdido de vista. No es justo que algunos papeles no corroboren las afirmaciones o acepte desmentidos: no les importa si las historias son verdaderas o no». Se informó inclusive, en la edición de The Sunday Times del 20 de julio de 1986, que Isabel estaba preocupada de que las políticas económicas de la primera ministra británica Margaret Thatcher promovieran una mayor división social, y que además se hallaba alarmada por el alto índice de desempleo, los disturbios de 1981, la violencia de la huelga de mineros de 1984 y la negativa de Thatcher a aplicar sanciones contra el apartheid en Sudáfrica. Las fuentes de los rumores incluían al ayudante real Michael Shea y al secretario general de la Mancomunidad de Naciones Ramphal Shridath, aunque Shea aclaró que sus afirmaciones fueron sacadas de contexto y modificadas por la prensa. Thatcher supuestamente dijo que la reina votaría por el Partido Social Demócrata, los opositores políticos de Thatcher. El biógrafo de la primera ministra, John Campbell, afirmó que «los reportes sólo eran un pedazo de travesuras del periodismo». Para desmentir los informes de acrimonia entre ellas, Thatcher admitió más tarde su admiración por la reina y, después la asunción de John Major, Isabel otorgó dos honores a Thatcher: la Orden del Mérito y la Orden de la Jarretera.
En 1987, el nuevo gobierno electo en Fiyi fue depuesto por un golpe militar. Isabel, como jefe de Estado, apoyó los intentos del gobernador general, Ratu sir Penaia Ganilau, para afianzar el poder ejecutivo y negociar un acuerdo. El líder del golpe, Sitiveni Rabuka, depuso a Ganilau, abolió la monarquía y declaró a Fiyi una república. A principios de 1991, el espíritu republicano en Gran Bretaña aumentó debido a las estimaciones que hacía la prensa sobre el patrimonio particular de la reina, las cuales fueron refutadas por el palacio, y los rumores acerca de los noviazgos y tensiones matrimoniales en su extensa familia. La participación de los miembros más jóvenes de la realeza en el evento de beneficencia It’s a Royal Knockout fue ridiculizada, y la reina fue el blanco de la sátira.
Años 1990
El príncipe Felipe e Isabel II, octubre de 1992
En 1991, a raíz de la victoria en la guerra del Golfo, Isabel se convirtió en el primer monarca en abordar una sesión en el Congreso de los Estados Unidos. Al año siguiente, intentó salvar el matrimonio de su hijo mayor, Carlos, mediante asesorías para él y su esposa, Diana, y así tratar de reconciliarlos.
En un discurso pronunciado el 24 de noviembre de 1992 para conmemorar el 40.º aniversario de su ascensión al trono, la reina llamó a 1992 su annus horribilis, es decir, «año horrible». En marzo, su segundo hijo, el príncipe Andrés, duque de York, y su esposa Sarah, se separaron. En abril, su hija Ana se divorció de su marido, el capitán Mark Phillips. Durante una visita de Estado a Alemania en octubre, manifestantes furiosos le arrojaron huevos en Dresde, y en noviembre el castillo de Windsor sufrió severos daños tras un incendio devastador. La monarquía recibió críticas en aumento y el escrutinio público. En un discurso inusualmente personal, Isabel expresó que toda institución espera recibir críticas, pero sugirió que éstas debían expresarse con un «toque de humor, ternura y comprensión». Dos días más tarde, el primer ministro John Major anunció reformas en las finanzas reales que se habían planeado desde el año anterior, incluyendo un pago de impuesto sobre la renta por primera vez, comenzando en 1993, y una reducción de la lista civil. En diciembre, Carlos y Diana se separaron formalmente, y el año finalizó con una demanda de la reina al periódico The Sun por violación de derechos de autor cuando se publicó el texto de su mensaje anual de Navidad dos días antes de su emisión. El diario se vio obligado a pagar los gastos legales y donó 200 000 libras a obras benéficas.
En los años siguientes, los rumores acerca del estado matrimonial entre Carlos y Diana continuaron. En consulta con el primer ministro Major, el arzobispo de Canterbury, George Carey, su secretario privado, Robert Fellowes, y su marido, Isabel le escribió a Carlos y Diana en diciembre de 1995 diciendo que el divorcio era una opción deseable. Un año después del divorcio que tuvo lugar en 1996, Diana murió en un accidente automovilístico en París el 31 de agosto de 1997, momento en que la reina se hallaba de vacaciones en Balmoral con su hijo y nietos. Los dos hijos de Diana querían ir a la iglesia, así que sus abuelos los llevaron por la mañana. Después de una única aparición pública, durante cinco días la reina y el duque protegieron a sus nietos del intenso interés de la prensa, manteniéndolos en Balmoral, donde podían llorar a su madre en privado; sin embargo, el aislamiento de la familia real causó consternación pública. Bajo la presión de la reacción del público hostil, la reina volvió a Londres y acordó una transmisión en vivo a todo el mundo el 5 de septiembre, un día antes al funeral de Diana. En la emisión, expresó su admiración por ella y sus sentimientos «como abuela» de los príncipes Guillermo y Enrique. Como resultado, gran parte de la hostilidad pública desapareció.
Jubileo de oro
Isabel II y George W. Bush compartiendo un brindis durante una cena de Estado en la Casa Blanca el 7 de mayo de 2007
En 2002, Isabel celebró su Jubileo de oro como reina. Su hermana y su madre murieron en febrero y marzo respectivamente, y los medios de comunicación especularon sobre si el jubileo sería un éxito o un fracaso. Nuevamente realizó una extensa gira por sus reinos, que comenzó en Jamaica en febrero, donde calificó como «memorable» al banquete de despedida, después de que un corte de luz en la Casa del Rey, la residencia oficial del gobernador general, los sumiera en la oscuridad. Al igual que en 1977, hubo fiestas por las calles, actos conmemorativos y la inauguración de monumentos en honor a la ocasión. Un millón de personas asistieron a las celebraciones principales durante tres días en Londres, y el entusiasmo del público hacia Isabel fue mucho mayor que el predicho los periodistas.
Aunque Isabel gozó de buena salud durante toda su vida, en 2003 debió someterse a una artroscopia en sus rodillas y en junio de 2005 suspendió algunos compromisos después de contraer un resfriado. En octubre de 2006, se perdió la inauguración del Emirates Stadium debido al dolor que le ocasionaba una contractura en su espalda. Dos meses después, fue vista con una venda en su mano derecha debido a que había sido mordida por sus perros mientras intentaba separarlos cuando peleaban. En 2011, debió suspender un servicio religioso de la Real Orden Victoriana en el Castillo de Windsor a causa de una hemorragia nasal y consecutivamente, una recepción a causa de una lesión en la espalda. En marzo de 2013, debió ser ingresada en el hospital Eduardo VII a causa de una infección estomacal con síntomas de gastroenteritis.
En mayo de 2007, el diario The Daily Telegraph publicó de fuentes no acreditadas que la reina estaba «desesperada y frustrada» por las políticas del primer ministro británico Tony Blair, que le había confesado en varias ocasiones su preocupación de que las Fuerzas Armadas Británicas fueran sobrecargadas en Irak y Afganistán y su temor por las cuestiones rurales y el campo en repetidas ocasiones. Sin embargo, Isabel dijo admirar los esfuerzos de Blair por alcanzar la paz en Irlanda del Norte. El 20 de marzo de 2008, en la catedral de San Patricio, en Armagh, la reina asistió a la primera misa real celebrada fuera de Inglaterra y Gales. En 2010, tuvo un encuentro en Escocia con el papa Benedicto XVI, quien recordó las profundas raíces cristianas y los valores que sostienen a Gran Bretaña y alentó a conservarlas y promoverlas ante algunas «formas más agresivas de secularismo» que ya no las «aprecian o siquiera toleran». Por invitación de la presidenta irlandesa, Mary McAleese, en mayo de 2011, la reina realizó la primera visita de Estado a la República de Irlanda.
Isabel se dirigió a las Naciones Unidas por segunda vez en 2010, en calidad de reina y jefa de la Mancomunidad de Naciones. El secretario general Ban Ki-moon la presentó como un «ancla para nuestra época». Durante una gira por Nueva York, sucedida por una visita a Canadá, inauguró de forma oficial un jardín en memoria de las víctimas británicas en los atentados del 11 de septiembre. La visita de la reina a Australia en octubre de 2011, la decimosexta desde 1954, fue llamada su «gira de despedida» por la prensa debido a su avanzada edad.
Jubileo de diamante
La reina Isabel II en el Chelsea Flower Show de 2012
El Jubileo de diamante de Isabel conmemoró sus 60 años como reina, con celebraciones alrededor de todos sus reinos, la amplia Mancomunidad de Naciones. En un mensaje difundido por el Palacio de Buckingham, declaró: «En este año especial, mientras me dedico nuevamente a su servicio, espero que todos recordemos el poder de la unión y la fuerza de la familia, la amistad y la buena vecindad… También espero que en este año del jubileo se convierta en un tiempo para dar gracias por los grandes avances que se han hecho desde 1952 y miren hacia el futuro con la cabeza clara y el corazón cálido». Isabel y su esposo llevaron a cabo una extensa gira por el Reino Unido, mientras que sus hijos y nietos se embarcaron en giras reales por toda la Mancomunidad en representación de la reina.
Los únicos monarcas del siglo XX y XXI en celebrar sus propios jubileos de diamantes fueron el rey Rama IX de Tailandia en 2006; el antiguo sultán de Johor (ahora parte de Malasia) en 1955; y el emperador Hirohito de Japón en 1986. La reina Victoria hasta ahora había sido la única reina británica en celebrar un jubileo de diamante en 1897. Hoy, Isabel es el monarca británico más longevo, es el jefe de Estado más antiguo en el mundo, posee el récord del matrimonio real británico más largo y del reinado más extenso de la historia británica (superando a su tatarabuela, la reina Victoria, el 9 de septiembre de 2015). No tiene intención de abdicar, aunque la proporción de funciones públicas realizadas por el príncipe Carlos ha aumentado a medida que Isabel va reduciendo sus compromisos.
Luego de encabezar un desfile náutico por el río Támesis a bordo de la embarcación Spirit of Chartwell en compañía de la familia real y de aparecer en un concierto con la presencia de Paul McCartney, Elton John y Kylie Minogue —significó lo más visto del año con una audiencia media de 14,7 millones de espectadores—, Isabel finalizó las celebraciones por su Jubileo de diamantes el 5 de junio de 2012 con un servicio religioso en la Abadía de Westminster propiciado por el arzobispo de Canterbury, seguido por una recepción en Mansion House, una procesión de carrozas y la salida al balcón en el Palacio de Buckingham sin contar con la presencia de su esposo, el duque de Edimburgo, debido a que había sido internado.
Isabel dio inicio a los Juegos Olímpicos de Verano de 2012 el 27 de julio y los Juegos Paralímpicos el 29 de agosto en Londres. Durante la ceremonia de apertura, realizó un cortometraje junto a Daniel Craig como James Bond. Su padre, Jorge VI, inauguró los Juegos Olímpicos de Londres en 1948 y su bisabuelo, Eduardo VII, los de 1908. Isabel también abrió los Juegos de 1976 en Canadá, mientras que el príncipe Felipe lo hizo con los de Melbourne en 1956. Isabel es el primer jefe de Estado en inaugurar dos Juegos Olímpicos en dos países diferentes.
El 18 de diciembre de 2012, la reina se convirtió en la primera soberana británica en asistir a una reunión de gabinete en tiempos de paz desde que Jorge III lo hizo en 1781. El ministro de Relaciones Exteriores, William Hague, anunció poco después que la parte ubicada en el vértice sur del Territorio Antártico Británico había sido nombrado Queen Elizabeth Land en su honor.
Jubileo de zafiro
La monarca celebró su 65° aniversario en el trono en Sandringham el 6 de febrero de 2017, es desde entonces la primera monarca británica en conmemorar su jubileo de zafiro, aun así, no la primera europea. Al mediodía, artilleros con uniformes de época dispararon una salva de 41 cañonazos en Green Park y hubo otras salvas en la Torre de Londres, Cardiff y Edimburgo. Se ha emitido un sello especial con motivo de esta fecha.
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