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El papel de la proteína en la pérdida de peso y el mantenimiento

En los últimos 20 años, las dietas con alto contenido de proteínas se han promocionado como una estrategia exitosa para prevenir o tratar la obesidad a través de mejoras en el control del peso corporal. Se cree que estas mejoras se deben, en parte, a modulaciones en el metabolismo energético, el apetito y la ingesta de energía. La evidencia reciente también apoya las dietas con alto contenido de proteínas para mejorar los factores de riesgo cardiometabólicos. Este artículo proporciona una visión general de la literatura que explora los mecanismos de acción después del consumo agudo de proteínas y los resultados clínicos de salud después del consumo de dietas altas en proteínas a largo plazo. Varios metaanálisis de estudios de alimentación estrechamente controlados a corto plazo mostraron una mayor pérdida de peso, pérdida de masa grasa y preservación de masa magra después de dietas de restricción energética de proteínas más altas que después de dietas de restricción energética de proteínas más bajas. También se notificaron reducciones de triglicéridos, presión arterial y circunferencia de la cintura. Además, una revisión de los ensayos de alimentación aguda confirma un efecto de saciedad modesto, que incluye una mayor sensación de saciedad y hormonas de saciedad elevadas después de comidas con alto contenido de proteínas, pero no respalda un efecto en la ingesta de energía en la próxima ocasión de comer. Aunque los estudios de alimentación a corto plazo y estrechamente controlados identificaron consistentemente beneficios con un mayor consumo de proteínas, los estudios a largo plazo produjeron hallazgos limitados y contradictorios; sin embargo, un metanálisis reciente mostró beneficios persistentes de una dieta para bajar de peso con más proteínas en el peso corporal y la masa grasa. El cumplimiento de la dieta parece ser el principal contribuyente a los hallazgos discrepantes, ya que se detectaron mejoras en el control del peso en aquellos que se adhirieron al régimen prescrito de proteínas más altas, mientras que aquellos que no se adhirieron a la dieta no tuvieron mejoras marcadas. En conjunto, estos datos sugieren que las dietas con alto contenido de proteínas que contienen entre 1,2 y 1.6 g de proteína * kg-1 * d-1 y potencialmente incluir cantidades de proteínas específicas de las comidas de al menos 2 25-30 g de proteína/comida proporcionan mejoras en el apetito, el control del peso corporal, los factores de riesgo cardiometabólicos o todos estos resultados de salud; sin embargo, se justifican estrategias adicionales para aumentar el cumplimiento de la dieta con intervenciones dietéticas a largo plazo.