El mito de la caja de Pandora
Los dioses crearon a una hermosa mujer llamada Pandora y la llevaron a Prometeo, pero él se negó a aceptarla porque sabía que los dioses querían vengarse de él. Su hermano Epimeteo pensó que Pandora era tan hermosa que nunca podría causarle daño, por lo que accedió a casarse con ella.
La pareja vivió muy feliz, hasta que un día llegó el dios Mercurio, llevando una magnífica caja. Mercury no les decía lo que contenía la caja, sino que tenía que permanecer sellada para siempre. Le preguntó a la pareja si podía dejar la caja con ellos hasta que regresara de su viaje, y ellos estuvieron de acuerdo.
Pandora tenía mucha curiosidad por el contenido de la caja, pero le había prometido a Mercury que nunca la abriría. Pandora no podía dejar de mirar la caja. Todo en lo que podía pensar era en su contenido. Comenzó a imaginar que contenía hermosos vestidos o joyas exquisitas, ¡o incluso dinero!
Cuando Pandora sabía que Epimeteo estaba fuera de la vista, desataba las pesadas cuerdas de oro que mantenían la caja bien sujeta, y pasaba sus dedos por encima de la madera tallada. Ella deseaba ceder a la tentación de abrir la caja, pero ella siempre se re-atado con las cuerdas y devolvió la caja a su estante.
Sin embargo, un día la curiosidad de Pandora se apoderó de ella y agarró la caja y tiró del cordón de oro y los nudos. Pero para su sorpresa, cuando levantó la pesada tapa, no había brillo de oro o tesoro, ¡ni un vestido hermoso!
En lugar de eso, los dioses habían empacado la caja llena de todos los terribles males que se les ocurrían. De la caja brotaban enfermedades, miseria y muerte, todas con forma de diminutas polillas zumbadoras. Las criaturas picaron a Pandora una y otra vez y ella cerró la tapa de golpe. Epimeteo corrió a la habitación para ver por qué lloraba de dolor.
Pandora todavía podía escuchar una voz llamándola desde la caja, rogándole que la soltara. Epimeteo estuvo de acuerdo en que nada dentro de la caja podría ser peor que los horrores que ya habían sido liberados, por lo que abrieron la tapa una vez más.
Todo lo que quedaba en la caja era Esperanza. Salió de la caja como una hermosa libélula, tocando las heridas creadas por las criaturas malvadas y sanándolas. Aunque Pandora había liberado el dolor y el sufrimiento en el mundo, también había permitido que Hope los siguiera.
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