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Cambios fisiológicos Asociados con el Envejecimiento y la Inmovilidad

El envejecimiento, un proceso inevitable y extremadamente complejo, multifactorial, se caracteriza por la degeneración progresiva de los sistemas de órganos y tejidos. Está determinado en gran medida por la genética e influenciado por una amplia gama de factores ambientales, como la dieta, el ejercicio, la exposición a microorganismos, contaminantes y radiación ionizante. Esto explica por qué dos personas de la misma edad pueden diferir notablemente en términos de apariencia física y estado fisiológico. El género también desempeña un papel y, en la mayoría de los países desarrollados, las mujeres suelen sobrevivir a los hombres entre 7 y 10 años . Investigaciones recientes también han demostrado que las experiencias distantes, como la personalidad y la educación de la infancia, así como los factores de comportamiento, también contribuyen a la longevidad .

Generalmente se acepta que el proceso de envejecimiento cae fisiológicamente en tres grupos de cambios que ocurren con el avance de la edad . El primer grupo abarca cambios en los mecanismos homeostáticos celulares, por ejemplo, temperatura corporal, sangre y volúmenes de líquido extracelular; el segundo grupo está relacionado con una disminución de la masa orgánica; el tercer grupo de cambios, posiblemente el más importante, en términos de su impacto, implica una disminución y pérdida de la reserva funcional de los sistemas del cuerpo. La pérdida de estas reservas funcionales puede afectar la capacidad de un individuo para hacer frente a desafíos externos como la cirugía o el trauma. Mantener la función fisiológica (salud) en una población que envejece es de primordial importancia no solo para el bienestar de la persona que envejece, sino también desde una perspectiva social, ayudando a reducir la carga de los servicios y sistemas médicos .

También se ha establecido durante mucho tiempo que los cambios fisiológicos asociados con el envejecimiento normal se reflejan durante los períodos de inmovilidad, como el reposo prolongado en cama de hospital, o después de una fractura de una extremidad o una caída.

Fue con lo anterior en mente y con la esperanza de cotejar la investigación y el conocimiento examinando los efectos del envejecimiento normal y la inmovilidad que desarrollamos la convocatoria para este número especial.

Tres de los siete artículos del Número discuten los cambios fisiológicos en el tejido muscular: (i)La pérdida de fuerza muscular relacionada con la edad es considerada por G. Goldspink, que presta especial atención a la disminución de los niveles de Factor de Crecimiento Mecánico (MGF) con la edad y los efectos positivos observados en las células musculares cuando este factor se administra externamente; (ii) J. Alwood et al. describir cómo su estudio en ratones muestra cambios en la musculatura esquelética después de cambios en dosis bajas de radiación gamma ionizante que normalmente se observan en pacientes de edad avanzada antes del inicio de la osteoporosis relacionada con la edad;(iii)U. Granacher et al.presentan una revisión cuantitativa de los cambios relacionados con la edad en la fuerza/potencia y el equilibrio y las consecuencias de la evaluación del riesgo de caídas.Dos artículos en este número especial consideran la función cardíaca relacionada con la edad:(i)G. A. Maranhao Neto et al. discutir cómo los bajos niveles de aptitud cardiorrespiratoria(IRC) pueden asociarse con problemas de salud en pacientes de edad avanzada; los autores presentan un modelo único de evaluación de los niveles de IRC, negando el uso de ejercicio aeróbico que a menudo presenta limitaciones severas como método de prueba; (ii)el estudio de S. Moodithaya y S. T. Avadhany destaca los hallazgos de que hay diferencias de género en los cambios relacionados con la edad en el control autonómico cardíaco, lo que sugiere que las hormonas sexuales femeninas pueden desempeñar un papel en la modulación autonómica cardíaca.

Nuestro penúltimo artículo de C. N. Ross et al. explora el potencial del uso de la investigación traslacional (utilizando una población de primates no humanos) para determinar si ciertas mediciones corporales y fenotipos están asociados con la edad o el aumento de la mortalidad.

Finalmente, R. Semprini et al. sugiera un vistazo a la cognición deteriorada y la apatía como marcadores de envejecimiento y fragilidad fallidos.

Los artículos que presentamos aquí ciertamente, en nuestra mente, contribuyen a una mayor comprensión de los cambios fisiológicos asociados con el envejecimiento y resaltan la necesidad continua de desarrollar y expandir nuestro conocimiento en este importante campo de investigación.

Yamni Nigam
John Knight
Sharmila Bhattacharya
Antony Bayer